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miércoles, 14 de julio de 2010

HISTORIA DE PACAZO. PARTE III

Me llaman a la oficina
el capitán me dice,¡ Malo!
¿a qué no me lo adivinas?...
De que iba yo adivinar
si yo no sabía nada
mi padre no se dignó
decírmelo en una carta.

Mira Malo,
mañana después de desayunar
te acercas por mi despacho
y te daré el pasaporte
que te marchas licenciado.

No, no hice tarde a la cita
ni quise desayunar
tenía que ir al centro
a coger el autocar.

Me coloqué en el asiento
por cierto el número dos.
Aprieta amigo el pedal
el del acelerador.

¡Adiós! Huesca que te aprecio.
Ya me despido de ti
que me marcho licenciado
al pueblo donde nací.

Cuando llegué a Almudevar
me impresionó, no acertaba
si parecía otro mundo,
ya no se oían las balas.

Respirando a pulmón lleno
y satisfacción gozosa
en el mismo coche de línea
que me dejó en Zaragoza.

En Zaragoza hice noche
me marché a mi regimiento
aunque iba licenciado
lo tomé como aposento.

Al día siguiente cogí,
no había coche , sino el Talgo
y me apee en la estación
que existe en Monreal del Campo.

Desde allí, nueva dirección
a pie por la carretera
me colé por Ojos Negros
cruzando Serra Menera.

El Pozo del Charco pasé
luego por la Covatilla
los Picones por el Charco.
Ya estaba con mi familia.

Para el veinte de diciembre
último mes de aquel año
ellos contentos, yo triste
me aburría malpensando.

¿Qué te pasa? estas muy pensativo
pero si estás licenciado;
para mi no hay alegría…
la guerra no ha terminado.

Tengo en mi interior tristeza
y me dice muy de veras
que me vuelven a llamar
otra vez a las trincheras.

ESPAÑA, está ardiendo en llamas
y por los cuatro costados
para ganar la batalla
hacen falta más soldados.

Es una guerra cruel
entre padres con hijos y hermanos
que solo lo hacen en los países
que no están civilizados.

Chico, no padezcas tanto
que hora de vida es vida
.Aquí estamos muy contentos
reunidos en familia.

AÑO 1937

Nos metimos en enero
en mi tierra muy frecuente
a ver que nos trae de bueno
el mil novecientos treinta y siete.

Que nos vas a traer treinta y siete
disgustos a España entera.
Culpa de los españoles
que cada hombre es una fiera.

Voy otra vez a lo mío
no me cogí de susto
como cosa natural
siempre llevas el disgusto.

Para mediados de marzo
un oficio de momento
me tenía que marchar
otra vez al regimiento.

Si resistes en hacerlo
te declaran en rebelión
y te forman un sumario
que te mandan a Mahón.

Cogiendo otra vez el macuto,
mostrando lo que no sientes
me voy a defender la España
contento y muy sonriente.

Hijos de viuda y sexagenarios
cojos, mancos y con defectillo
todos valían entonces
para tirar del gatillo.

Ya me encontré en Zaragoza
en mi cuartel Palafox
y tardaría mucho tiempo
en salir al exterior.

Pocos día y bien contados
salimos una expedición
a reforzar las trincheras
por aquel Bajo Aragón.

Decían mis compañeros
iremos a algún combate
con que fuimos a una ermita
con la Virgen de Bonastre.

Antes de llegar a Quinto
a una regular distancia
estaba ubicada la Virgen
que Quinto la veneraba.

Estamos en campamento,
ya lo dice la palabra,
casi junto a la carretera
que era poco transitada.

Junto a las aguas del Ebro
estaba el pueblo de Pina
y muy cerca rio abajo
cogían Gelsa y Velilla.

Estos pueblos antes dichos
nuestra vista contemplaba.
Esta en zona Roja
nadie nos decía nada.

No teníamos relación
con la población civil
excepto los vigilantes,
los demás de juerga
y por la noche a dormir.

Si no teníamos algún servicio
lo antes dicho, a dormir
en colchoneta con paja
y por cabecera el fusil.

Así estuvimos seis meses
sin una mala velada
pero lo bueno y lo malo
todos dicen que se acaba.

Decían mis compañeros
el adagio, ya se sabe´
“si esto es una guerra,
que dure mucho y no acabe”.

Lo malo que ya se acercaba
lo bueno duraba poco
yo, empecé el primero
el dieciocho de agosto.

Unas fiebres no malignas
se me manifestaron de momento
y como es muy natural
fui a reconocimiento.

Allí mismo en la unidad
practicante y dos tenientes
en un coche me llevaron
al hospital para Fuentes de Ebro.

Aquellos días de la fiebre
me dieron la redención
me libre del enemigo
que me cogiera en prisión

Por que fuera lo que fuere
como yo mis compañeros
preferíamos la muerte
que no hacernos prisioneros.

Del dieciocho al veinticuatro
solo se distan seis días,
madre la que se lio
menudo galimatías.

Los Rojos ese día veinticuatro
prepararon una ofensiva
era en el Bajo Aragón
para todos desconocida.

Al punto de la mañana
antes de rayar el sol
con carros de asalto y tanques
más bandas de aviación
pobrecitos artilleros,
adiós a nuestra posición.

miles y miles de hombres
reducidos a infantería
avanzaban junto a los tanques
a por nosotros venían.
En nuestras líneas no había defensa
muy escasos los soldados
ellos que bien lo sabían
ya venían preparados.

Cogieron aquellos pueblos
como les dio la real gana
en ello se nos fue Quinto
y la tan popular Mediana.

Nos gritaban por las noches
lo decían como chiste
andar ahora fanfarrones
y quitarnos a Belchite.

Casi llegan a Zaragoza
a decir verdad no empiezo
pero estaban con sus tropas
muy cerquita del cabezo.

Nosotros en Fuentes de Ebro
hicimos la resistencia
estaban que se nos metían
y aún pudimos conseguir
después de duros esfuerzos
que para atrás retrocedieran.

Pero… ¡señores que fatigas!
pero que barbaridad
el soñado Fuentes de Ebro
nos costó una mortandad.

Estando en aquel sector
resistiendo bravamente
para mi, aún se esperaba
un recuerdo de aquel frente.
Un día de aquellos
tranquilo se ha de decir
fui a comprar un tintero
y material de escribir.
Había que escribir a la familia…

Mi historia no ha acabado
ya se lo advierto señores
quedaban en retaguardia
algunos ratos peores....

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