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miércoles, 21 de julio de 2010

MOLINA DE ARAGÓN: IMPULSORA DE LA TIJERA MECANIZADA PARA ESQUILAR OVEJAS

Félix Gil Aguilar nació en Molina de Aragón en el año 1922. A sus 14 años ya se interesó por la electrónica, comenzando un curso sobre ésta que tuvo que abandonar con motivo de la Guerra Civil Española muy a pesar suyo, dado que el mundo de la electrónica y la mecánica le apasionaban.
Pasados los años más difíciles, se diplomó como radiotécnico en la Escuela de Radio de Barcelona en el año 1942.
Fue en el ejército español cuando tuvo la oportunidad de dar rienda suelta a sus aficiones y conocimientos dada la escasez de recursos y la carencia que se sufría tras el deterioro de la guerra. Se las tuvo que ingeniar para poder mantener las comunicaciones, ya que lo hicieron Jefe Técnico de Transmisiones del 9º Cuerpo y las carencias de ese momento eran muy acentuadas, llegando a fabricar transmisores móviles en furgonetas, aprovechando los desechos utilizados en la guerra ya inservibles.
Terminado su servicio militar obligatorio volvió a Molina de Aragón, pues el país estaba sumido en una profunda crisis y los alimentos escaseaban y más en la capital.
Su padre disponía de una herrería que a la vez estaba dotada de taller mecánico.
Él hubiera abierto un nuevo negocio especializado en el tema de la electrónica o fabricando aparatos de radio. Pero en aquellos precisos momentos, cerradas las fronteras y aislada España del exterior, se hacía imposible adquirir los materiales necesarios para desarrollar esa nueva actividad, con lo que decidió trabajar en el taller con su padre.
El negocio mejoró con el talento que al taller le proporcionó Félix Gil que se las ingenió para reproducir en el propio taller, manualmente y con escasos medios, las piezas que necesitaban para las reparaciones debido a la dificultad de importarlas. Así arregló maquinas de muy diversas clases: camiones, los primeros tractores, etc.
Su talento le llevaba a discurrir y solía encontrar las soluciones a los arreglos que se le presentaban. Su carácter creativo le llevó a inventar y a comercializar la máquina de afilar a manivela.
Dada la importancia que la ganadería tenía en la comarca allá en los años cincuenta, Félix no sólo arreglaba unas máquinas esquiladoras muy toscas que venían importadas de Chicago, si no que intentaba fabricarles las piezas dado que se estropeaban con mucha facilidad. Eran unas máquinas simples manuales en las que había que poner un considerable esfuerzo para hacerles cortar, y había que estar afilándolas con mucha frecuencia. (En la foto un pastor encierra sus ovejas para el esquilo).
Para solucionar este problema de una vez por todas, Félix decidió quedarse toda una noche pensando cómo obtener una respuesta adecuada y lo consiguió.
Este peine de esquilar, aunque manual, es un peine moderno. A principios de siglo todavía se empleaban las tijeras manuales aunque las de esquilar ovejas eran bastante grandes.
Félix Gil Aguilar aquella noche consiguió nada más y nada menos que inventar o diseñar la tijera compacta mecanizada que después la fue acoplando el brazo articulado y el resto de los engranajes que se movían por la fuerza motriz que les proporcionaba una manivela movida por un operario, de modo que el que esquilaba era uno y el ayudante quien daba vueltas a la manivela otro, de esta forma se compartía el trabajo mientras esquilaban una res; ahora esquilan más de 4.
Las dos siguientes fotos han sido extraídas de la revista sexmas nº 5 publicada en Molina en el año 2003. Esta foto concretamente es de un antiguo folleto publicitario de los que mandaba hacer Félix para promocionar la venta de las máquinas. La foto siguiente pertenece a una exposición de la maquina esquiladora en Teruel.
Javier Arangoncillo tuvo la delicadeza de visitar a Félix y hacerle una entrevista para un artículo de la mencionada revista Sexmas, gracias al cual terminé de completar los datos de los que ya disponía pero que carecían de estas aclaraciones que nos hace Félix en su entrevista, pues nadie mejor que él sabe de su propia vida.

La máquina esquiladora diseñada por Félix fue patentada con el nombre de GIL y más tarde le cambiarían el nombre por GILVI, dado que su hijo ingeniero de telecomunicaciones se incorporó al negocio de su padre y éste se apellidaba GIL Villanueva, de ahí el nuevo nombre.
El negocio fue de maravilla entre los años cincuenta y cinco hasta los ochenta cuando aparecieron máquinas similares que traían de importación y con las que compartieron mercado.
Fue en la calle Tejedores donde se desarrolló esta revolución industria. Fueron pioneros en acoplar el motor eléctrico sustituyendo a la manivela que giraba los engranajes para dar movimiento a la cuchilla del peine que cortaba la lana.
En el taller se ocupaban de todo el proceso: fundían las piezas, las cromaban y las aceraban (el acerado lo conseguían con carbono y cianuro). Todo se lo hacían ellos e incluso se fabricaron los moldes para hacer las piezas.
Posteriormente, con el proceso de especialización, las piezas las diseñaban ellos, creando modernas máquinas, pero en estos últimos tiempos las mandan fabricar fuera ya que en Molina carecen de medios para producir piezas altamente especializadas.
Esta familia diseña no solamente sus máquinas de esquilar sino también sus propias aplicaciones informáticas que le ayudan a gestionar su propia empresa y, a su vez, crear los nuevos diseños para estar al día en modernidad y tecnología.
Actualmente siguen comercializando sus máquinas de esquilar GILVI en la calle tejedores Nº 7 de Molina como negocio familiar.
Sería extraordinario que los tordesilanos que han creado su propia empresa, no importa en que ciudad, nos contaran ellos mismos directa o indirectamente datos que pudieran ser de interés para todos, para de esta forma compartir vivencias y ricas experiencias a través de esta revista y que futuros emprendedores se animen a montar su propio negocio si le ven viabilidad como medio para vencer esta crisis y también para facilitar la comprensión y llevarnos a un mejor entendimiento en tanto a los éxitos como en las dificultades que a veces se presentan en la creación de cualquier empresa.
Todo lo que ocurre en Tordesilos, su gente o su comarca, sin descartar nuestra Mancomunidad de la Sierra, comunidad autónoma y el conjunto de ellas que es nuestra España, pasando por Europa y acaparando la totalidad del globo, todo merece nuestra estima y nuestro aprecio y es de interés de todos lo que suceda dentro de este contexto, ya que todo esta interconexionado y relacionado.

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